Tratamiento de la violencia de género en televisión

Abstract

Según un estudio del Ministerio de Sanidad de 2011, el 95% de la población opina que los medios son el vehículo de información fundamental sobre la violencia de género, y un 85% dice conocer éste problema a través de la televisión y la radio. Estos datos constatan el papel fundamental de los medios a la hora de concienciar a la sociedad sobre la profundidad y complejidad de ésta lacra social. Como señala Hugo Aznar 2005), a través de la presencia de los casos de maltrato en los medios, éstos los convierten en un fenómeno de preocupación social, lo que a su vez genera presión sobre los poderes públicos para actuar y tomar medidas. El movimiento feminista y las actuaciones políticas han sido fundamentales en la lucha contra la violencia de género. Pero los ciudadanos no conocen el problema a través de activistas o de políticos, sino a través de los medios de comunicación. El mundo en que vivimos, se ha transformado, los avances tecnológicos han modificado las relaciones humanas. El entretenimiento se hace cada vez más fuerte en los medios de comunicación, a cambio los temas sociales son apartados, en un mundo cada vez más individualista, el interés y el bien social pierde protagonismo. El medio de comunicación que cuenta con mayor trascendencia y repercusión, con permiso de Internet, cada vez dedica más tiempo a informar sobre los contenidos violentos que tienen lugar en el día a día. El mundo de la televisión ofrece un flujo constante de información sobre las causas de la violencia; se describen las condiciones en que ésta es legítima, aunque a veces también se le da una cierta legitimidad cuando no la tiene y quienes pueden ser las víctimas más probables. No obstante, este hecho puede tener su lógica debido a que la televisión, “en ocasiones” funciona como un espejo de la realidad (aunque en otras ocasiones es su reflejo el que afecta al comportamiento social) y por ello muestra a los espectadores lo que en ella sucede para cumplir con una de sus funciones, que no es otra que informar. Pero, ¿qué ocurre con los formatos de ficción?, ¿deberían seguir el mismo patrón a la hora de reflejar la violencia o, por el contrario, se tendrían que centrar en otros aspectos más propios del entretenimiento? La respuesta a estas cuestiones reside no tanto en qué tipo de violencia mostrar o no, sino en cómo hacerlo en función del público al que vayan dirigidos sus contenidos. Aunque hay que tener en cuenta que los estudios realizados hasta el momento no han demostrado que exista una directa relación causa-efecto entre el visionado de contenidos violentos y la posterior actuación agresiva por parte del espectador, por el contrario los hay que analizan los efectos sutiles de las lecciones simbólicas de violencia expresadas en la televisión, no como inductoras de conductas agresivas, hablamos de la teoría de Victimización que lo que indica es que una exposición masiva a la violencia lo que instaura en el público es una sensación de riesgo y vulnerabilidad personal. En cualquier sentido, no hay que desdeñar el influjo que, a corto o a largo plazo pueden producir en el público, sobre todo en el infantil y el juvenil. La espectacularidad en la televisión, el dramatismo, la escasa educación audiovisual del público con el espectáculo como referencia, y la búsqueda de audiencia por encima de consideraciones éticas, nos sitúa en ocasiones ante perversiones informativa que nada contribuyen a una mejor comprensión del problema, acostumbrados a tragarnos las noticias sin cuestionarnos que nos están contando, los programas de entretenimiento y las series a veces sólo contribuyen a aumentar los prejuicios en torno a las relaciones de pareja que tenemos, sino de vedad hacer un análisis serio de cómo y que no están contando la realidad y con qué nos estamos entreteniendo. En el caso de la televisión existe un mensaje verbal y un mensaje no verbal, determinado tipo de escenografía, vestuario o puesta en escena no ayudan a dar al tema de la violencia doméstica la importancia y gravedad que se merecen, tampoco contribuye a ello, determinadas intervenciones de personajes conocidos del mundo del corazón, en un marco de frivolidad y espectáculo. Las investigaciones sobre programas de prevención de la violencia realizadas en la última década ( Díaz-Aguado,2009) nos ha permitido comprobar la utilidad que los programas de tv, los informativos, las series y el cine, pueden tener, junto con otros recursos como charlas, campañas publicitarias, debates,…etc. Entre las ventajas de saber detectar cómo se está tratando el tema de la violencia de género en la tv nos encontramos con que posee un mayor impacto emocional, siendo recordada durante más tiempo, estimula la empatía, es más fácil de compartirla con un público heterogéneo, llegando incluso a parte de la población que tiene más dificultad para atender a otro tipo de información (donde tal vez se encuentre una población de alto riesgo). De esta forma considero fundamental enseñar a ver críticamente la tv y utilizarla para extender dicha crítica a los temas tratados, contrarrestando así la falta de reflexión que de lo contrario suele producir la televisión. El propósito de éste trabajo es realizar una panorámica sobre cómo se trata la cuestión de la violencia de género en la televisión, y cómo ha cambiado y podría cambiar éste tratamiento al incorporar algunos postulados del movimiento feminista.