Deepfakes en la era de la desinformación y su impacto en las elecciones del 23-J

Abstract

La desinformación es una de las principales preocupaciones de los países democráticos. Las redes sociales contribuyen a acelerar la difusión de bulos que afectan a la estabilidad de las naciones y de sus instituciones. En este contexto, surgen los denominados deepfakes, unos vídeos hiperrealistas creados mediante inteligencia artificial con el propósito de desacreditar a sus protagonistas, que suelen ser políticos. Algunas empresas y organizaciones nacionales están empezando a incorporarlos en sus estrategias de comunicación para obtener algún beneficio a cambio, sin tener en cuenta sus posibles consecuencias. Son alterados con intenciones maliciosas y tienen la capacidad de interferir en procesos electorales. Además, vulneran los derechos de imagen de los representantes públicos involucrados, pudiendo afectar a su reputación. España y la Unión Europea ya han comenzado a dar los primeros pasos para frenar esta problemática antes de que sea demasiado tarde. Los deepfakes todavía se encuentran en fase experimental, pero ya son capaces de afectar a la percepción del entorno. Son un desafío al que hacer frente mientras surgen nuevas herramientas de mejora que complican aún más la situación. Distinguir la realidad de la ficción en una sociedad tan polarizada y desencantada con la clase política se ha convertido casi en motivo de asombro.