Sociedad-escuela : la integración en las aulas

Abstract

España constituye un estado social y democrático de derecho, entendiendo como estado social al sistema socio-político-económico definido por un conjunto de condiciones jurídicas, políticas y económicas. Por tanto, un estado social de derecho tiene como objetivo fortalecer servicios y garantizar derechos, considerados esenciales para mantener el nivel de vida necesarios que permita a todos sus ciudadanos participar como miembros de esta sociedad, tal y como establecen algunos filósofos políticos. (Hernández J., 2003). Pedro Cerezo Galán, especialista en la historia del pensamiento español, explica cómo está la sociedad española actual, basándose en que nos encontramos inmersos en un proceso de globalización; en los problemas que surgen derivados de los enfrentamientos políticos; en el deterioro de la convivencia; en cuestiones como la tolerancia y la interculturalidad; en el encuentro de culturas; en la crisis de la democracia y en la crisis económica. (Cerezo P., 2010). Por ello, construir la convivencia en una sociedad más justa y tolerante es uno de los problemas fundamentales.

La sociedad occidental está inmersa en la globalización. Se entiende por globalización a la “mezcla de procesos donde se involucran distintas nacionalidades que permite que la economía, política, cultura y la ideología de un país penetre en otros”. (Huesca A., 2009). Como consecuencia, “la imagen de una sociedad compacta y estructurada en torno a un sistema de valores coherentes y unos patrones de conducta socialmente compartidos se ha derrumbado” (Ortega P; Touriñán J.M; Escamez J., 2006), ya que ahora conviven diferentes culturas con valores propios, produciéndose transformaciones en las costumbres y tradiciones, lengua y religión, valores y comportamientos.

La educación entendida como mera transmisora de conocimientos necesita dar paso a una educación entendida como tarea y como proyecto que no acaba en la sola transformación del individuo, sino que implica necesariamente un compromiso de cambio y transformación de la propia sociedad. Por eso, “toda acción educativa es inseparable de una proyección política y social; es una participación en la tarea y el compromiso de construcción de una sociedad desde parámetros de justicia y equidad”. (Reparaz, A., 2008).

Como se ha subrayado muchas veces hoy en día se considera que la calidad y la equidad son dos principios indisociables, tal y como se refleja en la Ley Orgánica 10/2002, de 23 de diciembre, de Calidad de la Educación, donde se incorpora el concepto de calidad en su propia denominación, o en preámbulo de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, que apuesta por una educación de calidad sin exclusión. También la UNESCO en la 47ª reunión de la Conferencia Internacional de Educación en su mensaje final afirmó que: “Promover una educación y una formación de calidad para todos los jóvenes de 12 a 18-20 años es indispensable para lograr un futuro mejor y constituye un antídoto contra la exclusión social en el plano local, nacional y mundial”. (UNESCO, 2004)

Por todo ello en este trabajo se pretende profundizar en el estado de la cuestión teniendo en cuenta las formas de discriminación y las características que conforman a los distintos grupos sociales, para más adelante establecer cómo proceder ante esta situación. Por último, mediante unas propuestas didácticas se presentan actividades estratégicas para llevar a cabo e intentar intervenir de manera práctica en el funcionamiento escuela-sociedad.