Mostrar el registro sencillo del ítem

dc.contributor.authorFerrer Bartoll, Gerardo
dc.contributor.otherLópez Amores, Antonio
dc.contributor.otherUniversitat Jaume I. Departament d'Història, Geografia i Art
dc.date.accessioned2018-10-01T19:01:39Z
dc.date.available2018-10-01T19:01:39Z
dc.date.issued2018-07-13
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/10234/176439
dc.descriptionTreball Final de Grau en Història i Patrimoni. Codi: HP1036. Curs acadèmic: 2017/2018ca_CA
dc.description.abstractThe XVI and XVII centuries in Europe represent a situation of territorial instability and constant displacement of the frontiers. The continuation of colonial expansionism in Africa, America or Asia were directed by certain European Courts –led by Madrid, Versailles or London- who cohabited in a tense balance; in which any attempt of hoarding the power of a powerhouse had an immediate response from the other powerhouses in that alliance between monarchy, Holy Empire, papacy or duchy and other Italian territories. The already mentioned race for the European supremacy depended of the promotions, maintenance or misfortune the small group of families who had the main jobs and competed to expand or reverse their situation in internal or external wars, had. Because of this thirst for power, marriages between the monarchy descendants were the options each dynasty had to grow, stay the same or become part of another dynasty. This game of power was what directed the marriage elections, and the negotiation of those were what defined the territorial and skills future or the new status. The primogeniture, Salic laws, or preference of the man over the woman in disciplic succession raised that uncertainty and left the interests and diplomatic tactics in biology’s hands. The rigid catholic dogma –especially after the Counter Reform- and the growing protestant options were added to the prejudices and social beliefs shared in Modern Europe. However, religious and secular power cannot be read separately and their mutual interests were solved with economic resources and diplomacy. Female descendants were seen with mistrust by monarchies and their future. In case there was not a male heir, female marriage had a disadvantage with regard to their husband, because familiar heritage was integrated into the husbands’ family. The dowry given by the wife could go from a minimum monetary contribution to a complete royal heritage. Isabel Clara Eugenia’s future rested on the hands of her father, Felipe II, when it came to the search for a profitable marriage in that picture of changing powers, even when the fragile health of their familiars out her in a heiress position, and also when it became clear that Felipe III was going to be the heir and she had different power expectations in spite of the multiple ancillary rights that, because of her ancestors, put her as a candidate to dominate Europe entirely. A large number of candidates were linked to a princess associated to power and qualified for the government because of the education that Felipe II gave her. In the end, the king decided to look for a marriage inside the Habsburg dynasty to stop that power dispersion. From the prenuptial agreements, the most interesting thing is the «Acta de Cesión». Isabel Clara Eugenia’s father granted her and her descendants the autonomy of the conflicting –both in the political and religious aspects- Netherlands. But the clause of equity return would be even more relevant because it conditioned the progress or continuity of the new branch for the descendants and their marriages. The chosen husband was a cousin of the princess. A strategy not exclusive of the Habsburgs nor of the moment. The social and religious complains were forgiven diplomatic and economically with ease, however, the genetic mark would become evident because of that decision. The succession problem would turn the opinion about the princess into something dark. The cultural o social association of the woman as the only responsible to have children and any problem related to that excluded the male of the accusations that Isabel Clara Eugenia had to face. But all this don’t hide us the acceptance and consideration that in the Netherlands the Archdukes and, particularly, of their sovereign and later governor. A territory sunk in a devastating civil war coexisted with a court that, although it was guarded from Madrid, became a cultural, intellectual and artistic exponent of the Spanish Golden Age. Leading that, Isabel Clara Eugenia as a sovereign turned to the benefit of her people. A peace achievement as the main objective would mean to confront Madrid’s ideas. All that, as a demonstration of government capabilities; looking for the most beneficial for the family that she represented and also putting her serfs as the most important. Isabel Clara Eugenia became, not only a sovereign and governor, but also a Women of State qualified for the position that the Spanish king would decide for she, by elevated that the power was. He had been educated for doing it, and she had shown that she could be a deserved queen it that would be necessary.ca_CA
dc.description.abstractLos siglos XVI y XVII en Europa representan una situación de inestabilidad territorial y desplazamientos constantes de fronteras. La continuación del expansionismo colonial en África, América o Asia se dirigía desde unas cortes europeas –lideradas por Madrid, Versalles o Londres‒ que convivían en un equilibrio tenso; donde cualquier intento de acaparamiento de poder de una potencia era contestado por los demás poderes en el juego de alianzas entre monarquías, Sacro Imperio, papado o ducados y demás territorios italianos. Dicha carrera por la supremacía europea dependía de ascensos, mantenimientos o desgracia del reducido grupo de familias que ocupaban los puestos de mayor poder o pugnaban e influenciaban para ampliar o revertir sus situaciones ‒tanto en luchas internas como continentales. Por esta sed de poder, los matrimonios entre la descendencia monárquica suponen las opciones dichas dinastía para crecer, mantenerse, o ser absorbida territorialmente por otra. El juego de poderes marcaba las elecciones matrimoniales; y las negociaciones de estos definían un devenir territorial y de competencias o estatus nuevo. La primogenitura, Ley Sálica, o preferencia del varón a la mujer ante la sucesión dinástica aumentaba esta incertidumbre y dejaba los intereses y tácticas diplomáticas en manos de la biología. El rígido dogma católico –sobre todo tras la Contrarreforma‒ y las opciones protestantes nacientes se sumaban a los prejuicios y creencias sociales compartidos en la Europa Moderna. No obstante, el poder religioso y el laico no puede leerse por separado y sus intereses mutuos eran superados con recursos económicos y diplomacia. La descendencia femenina era vista con recelo por las monarquías y su futuro. De no existir heredero varón, el contrayente femenino partía con desventaja respecto a su marido; pues el patrimonio familiar se integraba en la familia del marido. La dote aportada por la esposa podría ser desde una aportación mínima hasta todo un patrimonio real entero. El futuro de Isabel Clara Eugenia quedaba en manos de su padre, Felipe II, en la búsqueda y negociación de un matrimonio beneficioso ante un panorama de poderes cambiante; tanto cuando la débil salud de sus familiares la marcaba como posible heredera, como cuando Felipe III fuera con seguridad heredero y ella tenía una expectativa de poder diferente pese a los múltiples derechos sucesorios que por sus antecesores la colocaron como candidata a dominar verdaderamente toda Europa. Una sucesión de candidatos se fue asociando a una infanta vinculada con el poder y capacitada para el gobierno por la educación orientada a ello que procuró Felipe II. Finalmente, el monarca apostaría por un matrimonio dentro de la propia dinastía Habsburgo para evitar esta dispersión de poder. De las capitulaciones matrimoniales destaca el Acta de Cesión ante cualquier otro punto. El padre de Isabel Clara Eugenia concedía a su hija y sus descendientes la soberanía de los conflictivos –en lo político y en lo religioso‒ Países Bajos. Pero más relevante sería la cláusula de retorno patrimonial; condicionando el progreso o continuidad de la nueva rama creada a la descendencia y los matrimonios de éstos. El marido acordado para dicho matrimonio Habsburgo sería un primo-hermano de la infanta. Una práctica de estrategia política no específica de los Habsburgo ni del momento tratado. La negativa social y religiosa quedaba perdonada diplomática y económicamente con facilidad; en cambio, la marca genética penalizadora se evidenciaría como causa de aquella decisión y de las heredadas por los contrayentes. El problema sucesorio oscurecería la opinión que desde la península se volcaba sobre la infanta. La asociación social o cultural de la mujer como única responsable de la capacidad de engendrar y cualquier problema asociado excluía al varón de acusaciones como las que sufrió Isabel Clara Eugenia. Pero todo ello no debe ocultarnos la aceptación y consideración que en los Países Bajos se tendría de los Archiduques y, en particular de su soberana y después gobernadora. Un territorio hundido en una guerra civil devastadora convivió con una corte que, aunque vigilada desde Madrid, se erigió como estandarte cultural, intelectual y artístico exponente del Siglo de Oro. Al frente, Isabel Clara Eugenia como soberana volcada en beneficio de súbditos. La consecución de la paz como objetivo principal la llevaría a confrontar las directrices dadas desde Madrid; todo ello, en una demostración de capacidades de gobierno y buscando los más beneficioso para la familia que representaba, y poniendo en el bienestar de sus súbditos por delante de todo lo demás. La infanta se había convertido, no solo en soberana y gobernadora, sino en mujer de Estado; capacitada para el cargo en que la designara por elevado que fuera dicho poder. Había sido educado para ello, y había demostrado que podría reinar digna y merecidamente si fuera menester.ca_CA
dc.description.abstractEls segles XVI i XVII a Europa representen una situació d’inestabilitat territorial i desplaçaments constants de fronteres. Les continuacions de l’expansionisme colonial per Àfrica, América o Àsia es dirigia des d’unes corts europees –encapçalades per Madrid, Versalles o Londres‒ que convivien en un equilibri tens; en què qualsevol intent d’acaparament de poder per part d’una potència era respost pels altres poders del joc d’aliances entre monarquies, Sacre Imperi, papat o ducats i altres territoris italians. Dita carrera per la supremacia europea depenia dels ascensos, manteniments o desgràcies del reduït grup de famílies que ocupaven els llocs de major poder o pugnaven i influïen per a ampliar o revertir les seues situacions ‒tant en lluites internes com continentals. Per aquesta sed de poder, els matrimonis entre la descendència monàrquica suposaven les opcions de les dinasties per créixer, mantindre’s, o ser integrades territorialment per l’altra. El joc de poders marcava les eleccions matrimonials; i les negociacions d’aquests definien el futur territorial i de competències o el seu nou estatus. La primogenitura, Llei Sàlica, o preferència de l’home front a la dona al respecte de la successió dinàstica augmentava la incertesa i deixava els interessos i tàctiques diplomàtiques en mans de la biologia. El rígid dogma catòlic –sobretot després de la Contrarreforma‒ i les opcions protestants naixents se sumaven als prejudicis i creences socials compartides a l’Europa Moderna. No obstant això, el poder religiós i el laic no poden llegar-se per separat; i els seus interessos comuns eren superats amb recursos econòmics i diplomàcia. La descendència femenina era vista amb recel per les monarquies i el seu futur. Si no existira l’hereu masculí, la contraent femenina partia amb desavantatge respecte del seu marit; ja que el patrimoni familiar s’integrava en la família de l’home. La dot aportada per l’esposa podria ser des d’una aportació mínima fins a tot un patrimoni reial sencer. El futur d’Isabel Clara Eugènia quedava en mans del seu pare, Felip II, en la cerca i negociació d’un matrimoni beneficiós davant d’un panorama de poders canviant; tant quan la dèbil salut dels seus familiars la marcava com a possible hereva, com quan Felipe II fora amb seguretat hereu i ella tenia una expectativa de poder diferent tot i els múltiples drets successoris que pels seus antecessors la col·locaren com a candidata a dominar vertaderament tot Europa. Una successió de candidats es va associar a una infanta vinculada al poder i capacitada per al govern a causa de l’educació orientada a allò que va procurar Felip II. Finalment, el monarca apostaria per un matrimoni dins de la pròpia dinastia Habsburg per a evitar dita dispersió de poder. De les capitulacions matrimonials destaca l’Acta de Cessió per sobre de qualsevol altre punt. El pare d’Isabel Clara Eugènia concedia a la seua filla i als seus descendents la sobirania dels Països Baixos conflictius –en el vessant polític i en el religiós. Però més rellevant seria la clàusula de retorn patrimonial; condicionant el progrés o continuïtat de la nova branca creada a la descendència i els matrimonis d’aquests. El marit acordat per al dit matrimoni Habsburg seria un cosí germà de la infanta. Una pràctica d’estratègia política no específica dels Habsburg ni del moment tractat. La negativa social i religiosa quedava perdonada diplomàticament i econòmica amb facilitat; en canvi, la marca genètica penalitzadora s’evidenciaria com a causa d’aquella decisió i de les heretades pels contraents. El problema successori enfosquiria l’opinió que des de la península es bolcava sobre la infanta. L’associació social o cultural de la dona com a única responsable de la capacitat d’engendrar i qualsevol problema associat excloïa l’home d’acusacions com les que va sofrir Isabel Clara Eugènia. Tot això no ha d’ocultar-nos l’acceptació i consideració que als Països Baixos es tindria dels arxiducs i, en particular de la seua sobirana i després governadora. Un territori enfonsat en una guerra civil devastadora va conviure amb una cort que, tot i estar vigilada des de Madrid, es va erigir com un estendard cultural, intel·lectual i artístic exponent del Segle d’Or, al front del qual estava Isabel Clara Eugènia com a sobirana bolcada en benefici dels seus súbdits. La consecució de la pau com a objectiu principal la portaria a confrontar les directrius donades des de Madrid; tot allò, en una demostració de capacitats de governo i buscant el més beneficiós per a la família que representava, y posant el benestar dels seus súbdits per davant de tota la resta. La infanta s’havia convertit, no sols en sobirana i governadora, sinó també en dona d’Estat; capacitada per al càrrec en què se la designara per elevat que fora dit poder. Havia sigut educada per a això, i havia demostrat que podria regnar dignament i merescuda si fora menester.ca_CA
dc.format.extent94 p.ca_CA
dc.format.mimetypeapplication/pdfca_CA
dc.language.isospaca_CA
dc.publisherUniversitat Jaume Ica_CA
dc.rights.urihttp://rightsstatements.org/vocab/CNE/1.0/*
dc.subjectGrau en Història i Patrimonica_CA
dc.subjectGrado en Historia y Patrimonioca_CA
dc.subjectBachelor's Degree in History and Heritageca_CA
dc.subjectdinastíaca_CA
dc.subjectdiplomaciaca_CA
dc.subjectmatrimonio soberaníaca_CA
dc.subjectsucesiónca_CA
dc.subjectdinastiaca_CA
dc.subjectdiplomàciaca_CA
dc.subjectmatrimoni sobiraniaca_CA
dc.subjectsuccessióca_CA
dc.subjectdinastyca_CA
dc.subjectdiplomacyca_CA
dc.subjectmarriageca_CA
dc.subjectsovereigntyca_CA
dc.subjectinheritanceca_CA
dc.titleIsabel Clara Eugenia: Infanta «digníssima di regnare» o peón de tacticismo dinástico y poder europeoca_CA
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/bachelorThesisca_CA
dc.educationLevelEstudios de Gradoca_CA
dc.rights.accessRightsinfo:eu-repo/semantics/restrictedAccessca_CA


Ficheros en el ítem

Thumbnail

Este ítem aparece en la(s) siguiente(s) colección(ones)

Mostrar el registro sencillo del ítem