Isabel Clara Eugenia: Infanta «digníssima di regnare» o peón de tacticismo dinástico y poder europeo
Metadatos
Mostrar el registro completo del ítemcomunitat-uji-handle:10234/158176
comunitat-uji-handle2:10234/71324
comunitat-uji-handle3:10234/97644
comunitat-uji-handle4:
TFG-TFMEste recurso está restringido
Metadatos
Título
Isabel Clara Eugenia: Infanta «digníssima di regnare» o peón de tacticismo dinástico y poder europeoAutoría
Tutor/Supervisor; Universidad.Departamento
López Amores, Antonio; Universitat Jaume I. Departament d'Història, Geografia i ArtFecha de publicación
2018-07-13Editor
Universitat Jaume IResumen
The XVI and XVII centuries in Europe represent a situation of territorial
instability and constant displacement of the frontiers. The continuation of colonial
expansionism in Africa, America or Asia were directed ... [+]
The XVI and XVII centuries in Europe represent a situation of territorial
instability and constant displacement of the frontiers. The continuation of colonial
expansionism in Africa, America or Asia were directed by certain European Courts –led
by Madrid, Versailles or London- who cohabited in a tense balance; in which any
attempt of hoarding the power of a powerhouse had an immediate response from the
other powerhouses in that alliance between monarchy, Holy Empire, papacy or duchy
and other Italian territories. The already mentioned race for the European supremacy
depended of the promotions, maintenance or misfortune the small group of families who
had the main jobs and competed to expand or reverse their situation in internal or
external wars, had.
Because of this thirst for power, marriages between the monarchy descendants
were the options each dynasty had to grow, stay the same or become part of another
dynasty. This game of power was what directed the marriage elections, and the
negotiation of those were what defined the territorial and skills future or the new status.
The primogeniture, Salic laws, or preference of the man over the woman in disciplic
succession raised that uncertainty and left the interests and diplomatic tactics in
biology’s hands.
The rigid catholic dogma –especially after the Counter Reform- and the growing
protestant options were added to the prejudices and social beliefs shared in Modern
Europe. However, religious and secular power cannot be read separately and their
mutual interests were solved with economic resources and diplomacy. Female
descendants were seen with mistrust by monarchies and their future. In case there was
not a male heir, female marriage had a disadvantage with regard to their husband,
because familiar heritage was integrated into the husbands’ family. The dowry given by
the wife could go from a minimum monetary contribution to a complete royal heritage.
Isabel Clara Eugenia’s future rested on the hands of her father, Felipe II, when it
came to the search for a profitable marriage in that picture of changing powers, even
when the fragile health of their familiars out her in a heiress position, and also when it
became clear that Felipe III was going to be the heir and she had different power
expectations in spite of the multiple ancillary rights that, because of her ancestors, put
her as a candidate to dominate Europe entirely.
A large number of candidates were linked to a princess associated to power and
qualified for the government because of the education that Felipe II gave her. In the end,
the king decided to look for a marriage inside the Habsburg dynasty to stop that power
dispersion. From the prenuptial agreements, the most interesting thing is the «Acta de
Cesión». Isabel Clara Eugenia’s father granted her and her descendants the autonomy of
the conflicting –both in the political and religious aspects- Netherlands. But the clause
of equity return would be even more relevant because it conditioned the progress or
continuity of the new branch for the descendants and their marriages.
The chosen husband was a cousin of the princess. A strategy not exclusive of the
Habsburgs nor of the moment. The social and religious complains were forgiven
diplomatic and economically with ease, however, the genetic mark would become
evident because of that decision. The succession problem would turn the opinion about
the princess into something dark. The cultural o social association of the woman as the
only responsible to have children and any problem related to that excluded the male of
the accusations that Isabel Clara Eugenia had to face.
But all this don’t hide us the acceptance and consideration that in the
Netherlands the Archdukes and, particularly, of their sovereign and later governor. A
territory sunk in a devastating civil war coexisted with a court that, although it was
guarded from Madrid, became a cultural, intellectual and artistic exponent of the
Spanish Golden Age. Leading that, Isabel Clara Eugenia as a sovereign turned to the
benefit of her people.
A peace achievement as the main objective would mean to confront Madrid’s
ideas. All that, as a demonstration of government capabilities; looking for the most
beneficial for the family that she represented and also putting her serfs as the most
important. Isabel Clara Eugenia became, not only a sovereign and governor, but also a
Women of State qualified for the position that the Spanish king would decide for she,
by elevated that the power was. He had been educated for doing it, and she had shown
that she could be a deserved queen it that would be necessary. [-]
Los siglos XVI y XVII en Europa representan una situación de inestabilidad
territorial y desplazamientos constantes de fronteras. La continuación del
expansionismo colonial en África, América o Asia se dirigía desde ... [+]
Los siglos XVI y XVII en Europa representan una situación de inestabilidad
territorial y desplazamientos constantes de fronteras. La continuación del
expansionismo colonial en África, América o Asia se dirigía desde unas cortes europeas
–lideradas por Madrid, Versalles o Londres‒ que convivían en un equilibrio tenso;
donde cualquier intento de acaparamiento de poder de una potencia era contestado por
los demás poderes en el juego de alianzas entre monarquías, Sacro Imperio, papado o
ducados y demás territorios italianos. Dicha carrera por la supremacía europea dependía
de ascensos, mantenimientos o desgracia del reducido grupo de familias que ocupaban
los puestos de mayor poder o pugnaban e influenciaban para ampliar o revertir sus
situaciones ‒tanto en luchas internas como continentales.
Por esta sed de poder, los matrimonios entre la descendencia monárquica
suponen las opciones dichas dinastía para crecer, mantenerse, o ser absorbida
territorialmente por otra. El juego de poderes marcaba las elecciones matrimoniales; y
las negociaciones de estos definían un devenir territorial y de competencias o estatus
nuevo. La primogenitura, Ley Sálica, o preferencia del varón a la mujer ante la sucesión
dinástica aumentaba esta incertidumbre y dejaba los intereses y tácticas diplomáticas en
manos de la biología.
El rígido dogma católico –sobre todo tras la Contrarreforma‒ y las opciones
protestantes nacientes se sumaban a los prejuicios y creencias sociales compartidos en la
Europa Moderna. No obstante, el poder religioso y el laico no puede leerse por separado
y sus intereses mutuos eran superados con recursos económicos y diplomacia. La
descendencia femenina era vista con recelo por las monarquías y su futuro. De no existir
heredero varón, el contrayente femenino partía con desventaja respecto a su marido;
pues el patrimonio familiar se integraba en la familia del marido. La dote aportada por
la esposa podría ser desde una aportación mínima hasta todo un patrimonio real entero.
El futuro de Isabel Clara Eugenia quedaba en manos de su padre, Felipe II, en la
búsqueda y negociación de un matrimonio beneficioso ante un panorama de poderes
cambiante; tanto cuando la débil salud de sus familiares la marcaba como posible
heredera, como cuando Felipe III fuera con seguridad heredero y ella tenía una
expectativa de poder diferente pese a los múltiples derechos sucesorios que por sus
antecesores la colocaron como candidata a dominar verdaderamente toda Europa.
Una sucesión de candidatos se fue asociando a una infanta vinculada con el
poder y capacitada para el gobierno por la educación orientada a ello que procuró Felipe II. Finalmente, el monarca apostaría por un matrimonio dentro de la propia dinastía
Habsburgo para evitar esta dispersión de poder. De las capitulaciones matrimoniales
destaca el Acta de Cesión ante cualquier otro punto. El padre de Isabel Clara Eugenia
concedía a su hija y sus descendientes la soberanía de los conflictivos –en lo político y
en lo religioso‒ Países Bajos. Pero más relevante sería la cláusula de retorno
patrimonial; condicionando el progreso o continuidad de la nueva rama creada a la
descendencia y los matrimonios de éstos.
El marido acordado para dicho matrimonio Habsburgo sería un primo-hermano
de la infanta. Una práctica de estrategia política no específica de los Habsburgo ni del
momento tratado. La negativa social y religiosa quedaba perdonada diplomática y
económicamente con facilidad; en cambio, la marca genética penalizadora se
evidenciaría como causa de aquella decisión y de las heredadas por los contrayentes. El
problema sucesorio oscurecería la opinión que desde la península se volcaba sobre la
infanta. La asociación social o cultural de la mujer como única responsable de la
capacidad de engendrar y cualquier problema asociado excluía al varón de acusaciones
como las que sufrió Isabel Clara Eugenia.
Pero todo ello no debe ocultarnos la aceptación y consideración que en los
Países Bajos se tendría de los Archiduques y, en particular de su soberana y después
gobernadora. Un territorio hundido en una guerra civil devastadora convivió con una
corte que, aunque vigilada desde Madrid, se erigió como estandarte cultural, intelectual
y artístico exponente del Siglo de Oro. Al frente, Isabel Clara Eugenia como soberana
volcada en beneficio de súbditos. La consecución de la paz como objetivo principal la
llevaría a confrontar las directrices dadas desde Madrid; todo ello, en una demostración
de capacidades de gobierno y buscando los más beneficioso para la familia que
representaba, y poniendo en el bienestar de sus súbditos por delante de todo lo demás.
La infanta se había convertido, no solo en soberana y gobernadora, sino en mujer
de Estado; capacitada para el cargo en que la designara por elevado que fuera dicho
poder. Había sido educado para ello, y había demostrado que podría reinar digna y merecidamente si fuera menester. [-]
Els segles XVI i XVII a Europa representen una situació d’inestabilitat territorial i
desplaçaments constants de fronteres. Les continuacions de l’expansionisme colonial
per Àfrica, América o Àsia es dirigia des ... [+]
Els segles XVI i XVII a Europa representen una situació d’inestabilitat territorial i
desplaçaments constants de fronteres. Les continuacions de l’expansionisme colonial
per Àfrica, América o Àsia es dirigia des d’unes corts europees –encapçalades per
Madrid, Versalles o Londres‒ que convivien en un equilibri tens; en què qualsevol
intent d’acaparament de poder per part d’una potència era respost pels altres poders del
joc d’aliances entre monarquies, Sacre Imperi, papat o ducats i altres territoris italians.
Dita carrera per la supremacia europea depenia dels ascensos, manteniments o
desgràcies del reduït grup de famílies que ocupaven els llocs de major poder o pugnaven
i influïen per a ampliar o revertir les seues situacions ‒tant en lluites internes com
continentals.
Per aquesta sed de poder, els matrimonis entre la descendència monàrquica
suposaven les opcions de les dinasties per créixer, mantindre’s, o ser integrades
territorialment per l’altra. El joc de poders marcava les eleccions matrimonials; i les
negociacions d’aquests definien el futur territorial i de competències o el seu nou
estatus. La primogenitura, Llei Sàlica, o preferència de l’home front a la dona al
respecte de la successió dinàstica augmentava la incertesa i deixava els interessos i
tàctiques diplomàtiques en mans de la biologia.
El rígid dogma catòlic –sobretot després de la Contrarreforma‒ i les opcions
protestants naixents se sumaven als prejudicis i creences socials compartides a l’Europa
Moderna. No obstant això, el poder religiós i el laic no poden llegar-se per separat; i els
seus interessos comuns eren superats amb recursos econòmics i diplomàcia. La
descendència femenina era vista amb recel per les monarquies i el seu futur. Si no
existira l’hereu masculí, la contraent femenina partia amb desavantatge respecte del seu
marit; ja que el patrimoni familiar s’integrava en la família de l’home. La dot aportada
per l’esposa podria ser des d’una aportació mínima fins a tot un patrimoni reial sencer.
El futur d’Isabel Clara Eugènia quedava en mans del seu pare, Felip II, en la
cerca i negociació d’un matrimoni beneficiós davant d’un panorama de poders canviant;
tant quan la dèbil salut dels seus familiars la marcava com a possible hereva, com quan
Felipe II fora amb seguretat hereu i ella tenia una expectativa de poder diferent tot i els
múltiples drets successoris que pels seus antecessors la col·locaren com a candidata a
dominar vertaderament tot Europa.
Una successió de candidats es va associar a una infanta vinculada al poder i
capacitada per al govern a causa de l’educació orientada a allò que va procurar Felip II.
Finalment, el monarca apostaria per un matrimoni dins de la pròpia dinastia Habsburg
per a evitar dita dispersió de poder. De les capitulacions matrimonials destaca l’Acta de
Cessió per sobre de qualsevol altre punt. El pare d’Isabel Clara Eugènia concedia a la
seua filla i als seus descendents la sobirania dels Països Baixos conflictius –en el
vessant polític i en el religiós. Però més rellevant seria la clàusula de retorn patrimonial;
condicionant el progrés o continuïtat de la nova branca creada a la descendència i els
matrimonis d’aquests.
El marit acordat per al dit matrimoni Habsburg seria un cosí germà de la infanta.
Una pràctica d’estratègia política no específica dels Habsburg ni del moment tractat. La
negativa social i religiosa quedava perdonada diplomàticament i econòmica amb
facilitat; en canvi, la marca genètica penalitzadora s’evidenciaria com a causa d’aquella
decisió i de les heretades pels contraents. El problema successori enfosquiria l’opinió
que des de la península es bolcava sobre la infanta. L’associació social o cultural de la
dona com a única responsable de la capacitat d’engendrar i qualsevol problema associat
excloïa l’home d’acusacions com les que va sofrir Isabel Clara Eugènia.
Tot això no ha d’ocultar-nos l’acceptació i consideració que als Països Baixos es
tindria dels arxiducs i, en particular de la seua sobirana i després governadora. Un
territori enfonsat en una guerra civil devastadora va conviure amb una cort que, tot i
estar vigilada des de Madrid, es va erigir com un estendard cultural, intel·lectual i
artístic exponent del Segle d’Or, al front del qual estava Isabel Clara Eugènia com a
sobirana bolcada en benefici dels seus súbdits. La consecució de la pau com a objectiu
principal la portaria a confrontar les directrius donades des de Madrid; tot allò, en una
demostració de capacitats de governo i buscant el més beneficiós per a la família que
representava, y posant el benestar dels seus súbdits per davant de tota la resta.
La infanta s’havia convertit, no sols en sobirana i governadora, sinó també en
dona d’Estat; capacitada per al càrrec en què se la designara per elevat que fora dit
poder. Havia sigut educada per a això, i havia demostrat que podria regnar dignament i
merescuda si fora menester. [-]
Palabras clave / Materias
Descripción
Treball Final de Grau en Història i Patrimoni. Codi: HP1036. Curs acadèmic: 2017/2018
Tipo de documento
info:eu-repo/semantics/bachelorThesisDerechos de acceso
http://rightsstatements.org/vocab/CNE/1.0/
info:eu-repo/semantics/restrictedAccess
info:eu-repo/semantics/restrictedAccess